
Dar respuesta a las necesidades educativas de
todos los alumnos y alumnas es uno de los grandes retos que se plantea al
profesorado. Al margen de las vías específicas que permiten afrontarlo, la
atención a la diversidad del alumnado hay que entenderla como una
característica de la práctica docente ordinaria de acuerdo con uno de los
principios metodológicos recogidos en el decreto de currículo.
Se trata, por tanto, de entender la actividad
docente como un proceso en el que es preciso ofrecer respuestas diferenciadas
en función de los siguientes ámbitos de diversidad:
1º.- Cada alumno o alumna tiene una capacidad
para aprender dependiendo de su desarrollo que no es sinónimo de capacidad
intelectual.
2º.- La motivación para aprender depende de
la historia de éxitos y fracasos anteriores de cada individuo en su tarea de
aprendizaje.
3º.- Cada alumno/a tiene un estilo de
aprendizaje para enfrentarse con las tareas escolares.
4º.- Los intereses del alumnado en su futuro
académico y profesional son diferentes.
El profesor debe ajustar la ayuda pedagógica
a las diferentes necesidades del alumnado y facilitar recursos y estrategias
variadas que permitan dar respuesta a las diversas motivaciones, los diversos
intereses y las diversas capacidades que presentan los alumnos, en los grupos
de Bachillerato las adaptaciones serán no significativas, puesto que a dicho
nivel académico no acceden aquellos alumnos/as con desfases curriculares,
puesto que van dirigidos a programas de diversificación curricular, no obstante
si se nos plantean alumnos/as con necesidades especiales, debido a deficiencias
físicas.
La vía para el tratamiento de la diversidad
es la adaptación curricular no significativa. Para llevarla a cabo se requiere
una evaluación inicial de la que se desprenda la necesidad de:
a- Plantear intenciones y estrategias
diferenciadas.
b- Permitir ritmos distintos y niveles de
consecución diferentes.
c- Una actuación del profesor como mediador y
organizador del proceso de enseñanza-
aprendizaje de acuerdo con la progresión de
cada alumno/a.
d- Colaboración y coordinación con los demás
profesores del equipo docente para asegurar el progreso de los alumnos y
alumnas en la dirección marcada por los objetivos generales.
Así, según las circunstancias que concurran
en el aula, el profesor podrá plantear las siguientes estrategias:
1- Adaptaciones del material didáctico que
ofrezcan una amplia gama de actividades didácticas que respondan a los
diferentes grados de aprendizaje.
2- Variaciones de la metodología. No son
aconsejables las metodologías basadas en la homogeneización y en el alumnado
medio. Las formas de enfocar o presentar la materia deben de ser consecuencia
de los distintos grados de conocimiento previo detectado en los alumnos/as y la
existencia de diferentes grados de autonomía y responsabilidad entre los
alumnos/as.
3- Proponer actividades de trabajo
diferenciadas. El profesor hará un análisis de los contenidos de la materia que
determine cuáles son fundamentales y cuáles complementarios o de ampliación y
preparará actividades con distinto nivel de complejidad que permitan trabajar
estos mismos contenidos con exigencias distintas.
4- Organizar grupos de trabajo flexibles y
con ritmos distintos de aprendizaje.
5- Acelerar o frenar el ritmo de introducción
de nuevos contenidos adaptándolos a las necesidades del grupo-clase.
En suma, la atención a la diversidad de
alumnos y alumnas se basará en la capacidad del profesor para ajustar su
actuación en el aula a lo que sean capaces de aprender los/as alumnos/as, sin
renunciar a los objetivos didácticos que se hayan programado.
• Alumnos/as que necesiten un refuerzo
puntual, para los cuales se organizarán actividades encaminadas a subsanar la
deficiencia detectada. Podrán hacérsele, puntualmente, adaptaciones
curriculares no significativas (cambios para dar respuesta a las diferencias
individuales de los alumnos/as o a sus dificultades de aprendizaje transitorias
sin eliminar contenidos esenciales ni objetivos básicos del área).
• Alumnos/as que presenten una importante
lentitud en el aprendizaje pero que evidencien su deseo por aprender. Para
ellos se promoverán actividades adaptadas a su ritmo y se les exigirá según su
ritmo de aprendizaje, evaluándolos en función de sus avances y explicándoles
individualmente los puntos problemáticos a recuperar si ello fuera necesario,
mientras sus compañeros/as realizan otras actividades. Se les hará, igualmente,
en caso de ser necesario, adaptaciones curriculares no significativas.
• Alumnos/as que no presentan dificultades en
la consecución de los objetivos propuestos. A estos alumnos habrá que darle la
oportunidad de ampliación y se les puede ofrecer todo lo que individualmente
demande cada alumno/a, con la sola limitación del tiempo asignado al área.
• Alumnos/as que se sitúan en un nivel de
conocimientos y capacidades superiores a la media del grupo. Este tipo de
alumnado supone un porcentaje muy escaso respecto al grueso del grupo, pero han
de ser atendidos igualmente de la mejor forma posible. Se le propondrán otras
actividades más complejas que permitan profundizar y ampliar los objetivos y
capacidades marcadas para este curso.
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