El diseño y creación de parques y jardines es un arte común a la mayoría de
las civilizaciones, desde las más antiguas hasta las de nuestro tiempo. En la
antigüedad los jardines ocuparon un lugar importante tanto en la civilización egipcia
como en la mesopotámica. Roma impulsó la expansión de esta actividad. Durante
el medievo, con el establecimiento de los monasterios en Europa, el arte de la
jardinería, se redujo alrededor del claustro. Fue a partir del siglo XIV cuando
se vuelve al modelo de la antigüedad, con los jardines renacentistas combinados
con edificaciones, simulando la cultura romana. El jardín concebido como un
ornamento decorativo va evolucionando así hasta la actualidad con diferentes estilos,
hasta que los jardines públicos cobran importancia a lo largo del siglo XIX.

En definitiva, a través de todas las épocas, los jardines han sido lugar de
reposo y recreo para todas las personas y si, en un principio cubrían
extensiones en torno a los palacios y mansiones de los nobles que podían
permitirse el lujo de mantenerlos, con el paso del tiempo se han convertido en
algo cotidiano a lo que los ciudadanos tienen acceso gracias a la creación de
parques públicos.
Sin embargo existe otro concepto de jardín distinto del meramente
ornamental. Se trata del jardín botánico que, además de servir de objeto
decorativo o de placer visual, sirve de elemento educativo e incluso de
investigación. Desde su creación como tales, los jardines botánicos han pasado
por distintas etapas hasta constituirse como los conocemos actualmente.
En los siglos XV y XVI se crean los primeros jardines botánicos en Europa,
sustituyéndose el criterio decorativo por el que se agrupa la flora del lugar.
Pero es en el siglo XVIII, cuando Carl von Linné (1707-1778), con la
introducción de nuevas técnicas taxonómicas y de la nomenclatura binomial,
sustituye la recolección de plantas por un estudio más científico para el
reconocimiento y posterior clasificación de las mismas. Fue a partir de ese
siglo cuando los jardines botánicos se transforman en verdaderos lugares de
investigación sobre el mundo vegetal, además de preocuparse por la conservación
del patrimonio vegetal, estudiando y controlando las especies en vías de
extinción.
En la actualidad un jardín botánico es, ante todo, un centro de educación
que se ha ampliado a todos los niveles, tanto en la enseñanza reglada como en
la informal. Son estos jardines un punto de confluencia para la ciencia, la
historia, el arte y la cultura en general, desempeñando su función como
instituciones ligadas al desarrollo cultural de los pueblos que los poseen.
Por su parte, la historia oral supone una aportación innovadora a la
investigación y a la docencia de la historia. De acuerdo con el nuevo sistema
educativo español, debe ser una de las fuentes utilizadas para reconstruir
nuestro pasado más reciente. Este tipo de historia permite conocer
acontecimientos de la vida que a menudo permanecen ocultos. La utilización de
las fuentes orales nos acerca más al pasado que no hemos vivido directamente y
descubrir una realidad diferente. Por este motivo, al alumnado hay que
estimularlo para que haga uso de este método que a su vez le convierte en
protagonista de la historia y así pueda transmitir su conocimiento a otras
personas.

El uso de estas fuentes orales tiene muchas ventajas, pues enseña a
utilizar las fuentes primarias de investigación histórica. Es una experiencia
muy válida para llegar a conocer los cambios ocurridos en la vida cotidiana,
incluso poderse identificar con personas, comprender determinadas actitudes,
reconstruir la historia de una institución, etc.
La historia oral es además interdisciplinar: se trabaja en sociología, en
antropología, en sociolingüística, en geografía, y hasta sirve como método de
investigación para estudiar la transformación del paisaje de un lugar
determinado, los cambios de vegetación que no se pueden medir por sistemas
tradicionales de análisis,…
Ante esta perspectiva y conscientes de la importancia actual de la
Educación Ambiental, las posibilidades pedagógicas de un jardín didáctico son extraordinarias.
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